Ruta:
Los jardines, a través del tiempo, han
servido de centro de reunión y esparcimiento, permitiendo la pro-sociabilidad
en las personas al despertar cierta fascinación por su conexión con la
naturaleza. Por esto resulta interesante conocer la participación de diferentes
culturas e imperios que han logrado configurar majestuosos estilos de jardines
que han perdurado hasta nuestros días para convertirse en patrimonio de la
humanidad.
Uno de los imperios que ha
sido reconocido por sus jardines has sido el persa, y para recorrer cada uno de
estos trazaremos entonces nuestra ruta en el territorio del actual Irán
(antiguo núcleo del imperio persa) por las ciudades que se han caracterizado
por la increíble estética de sus jardines.
Nuestro recorrido tendrá inicio en la
ciudad de Teherán, actual capital iraní, donde tendremos dos días de
esparcimiento para de aquí iniciar el recorrido por los jardines persas.
El primer jardín que visitaremos es el Shazdeh ubicado
en la provincial de Kerman puntualmente en la ciudad de Mahan, donde la
ubicación geográfica y el clima han jugado a favor en la estética del mismo.
De aquí nos trasladaremos a la actual
ciudad de Shiraz en la provincia de Fars para visitar el jardín de Pasargada
(primera capital del imperio persa aqueménide). En esta misma ciudad
visitaremos el jardín de Eram a orillas del río Khoshk.
De esta provincia viajaremos a la
provincia de Isfahán, en cuya capital denominada con este mismo nombre,
encontraremos el jardín de Chehel Sotún. En esta misma provincia, nos
movilizaremos a la ciudad de Kashan y visitaremos el jardín de Fin,
recordado por ser el lugar donde falleció Amir Kabir (ministro kayarí).
En la provincia vecina Yazd, encontraremos
el jardín Dolat Abad, reconocido por sus canales, y el jardín
Pahlevanpou.
Nuestro recorrido seguirá en la provincia
de Mazandaran específicamente en su capital Behshahr, donde visitaremos el
jardín de Abas Abad.
Ya para terminar el tour el último lugar
de visita será la provincia de Birjand, donde visitaremos el jardín Akbariyeh
concluyendo así nuestra expedición por estos antiguos y enormes jardines.
Mapa de la ruta:
Hacer click en el siguiente link para ver la ruta:
Mapa de la ruta
Curiosidades de la ruta (enlaces a noticias, videos y otras páginas sobre el tema o el lugar que visitamos en la ruta):
La ruta en imágenes:
Jardines Persas
Pasagarda:
Shazdeh:
Eram:
Chehel Sotún:
Fin:
Dolat Abad:
Pahlavanpur:
Bagh-e-Akbariyeh:
Historia:
Los jardines que se construyeron durante
el Imperio Aqueménide, el primer y más extenso imperio persa que duró desde las
conquistas de Ciro II el Grande en el siglo VI a. C. hasta la caída en manos de
Alejandro Magno en el siglo IV a.C., son uno de los legados más influyentes de
este imperio esplendoroso. Los patrones de los jardines persas se replicaron y
se siguen replicando en la jardinería del mundo entero (desde los jardines de
Alhambra en España hasta el jardín del Taj Mahal en India). Los vestigios de
jardines que todavía se encuentran dispersos por todo Irán, muchos de los
cuales han sido declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO, revelan
gran información sobre la forma de gobierno, la vida diaria, los avances en
ingeniería, la cultura, y la religión de los aqueménides. Los esquemas y
trazados que se han conservado o los jardines que se han restaurado son las
huellas de la forma operar de un imperio y de la forma de ser de sus gentes.
En primera instancia, el estilo sincrético
de los jardines persas refleja la manera cómo los líderes del imperio
gobernaron e integraron los diferentes territorios del conquistados. Una de las
claves del liderazgo de Ciro y de su sucesor Cambises, quienes llevaron a cabo
las primeras grandes conquistas del imperio, fue permitir a los pueblos que
iban dominando que mantuvieran hasta cierto grado sus costumbres. En
particular, los persas respetaban que los pueblos conquistados siguieran
practicado su religión y siguieran hablando su lengua. De hecho, las
proclamaciones hechas por Ciro en Babilonia eran anunciadas en Acadio y
escritas en cuneiforme, al igual que el edicto con el que este rey de Persia
promulgó la devuelta de los judíos a Jerusalén fue proclamado en Hebreo y
registrado en Arameo (Briant 77). Sin embargo, este respecto por las costumbres
extranjeras no iba en detrimento de la unidad del imperio: en un idioma o en
otro, los persas tenían el control sobre sus territorios y reinaban sobre ellos
de manera coordinada. Es decir, no existía necesariamente una contradicción
entre la imposición de la autoridad pera y la continuidad de las condiciones
locales y regionales de los pueblos sometidos (Briant 78).
Lo mismo sucedía con los jardines. En la
elaboración del jardín que rodeaba el palacio de Pasargada, la ciudad que Ciro
fundó como primera capital de su imperio, participaron artesanos lidios,
babilonios, elamitas y egipcios, entre otros. Además, algunas características
del jardín, como la tecnología de irrigación, se basaban en innovaciones hechas
por pueblos mesopotámicos. Sin embargo, esta participación sincrética de
diferentes estilos y culturas en la elaboración del jardín no quiere decir que
los extranjeros tomaban caóticamente las decisiones sobre su construcción, sino
que los persas agrupaban elementos de otras culturas para articularlos y fundar
una nueva forma de jardín. El jardín de Pasargada, como el de Persépolis más
adelante, fue concebido por el rey, sus consejeros y sus paisajistas como un
elemento integral del palacio: la diversidad de estilos fue articulada de tal
manera que alimentara la unidad política del palacio y contribuyera al programa
imperial (Briant 78). De esta manera, así como en el imperio la diversidad de
cultural no impedía la unidad política, en los jardines las influencias de
otros estilos no eran caóticas sino que se articulaban armónicamente en uno de
los espacios centrales de las ciudades persas.
En segundo lugar, los jardines persas evidencian elementos
religiosos y culturales de los aqueménides. El prototipo de jardín persa es el Chahar Bagh. En persa Chahar es cuatro y Bagh es jardín: el Chahar
Bagh era un jardín dividido en cuatro secciones separadas por ejes formados
por cuatro canales de agua o riachuelos artificiales. Estos cuatro riachuelos
hacían referencia a los cuatro ríos que regaban un mítico jardín del edén. El Chahar Bagh, con una piscina de la vida
en el centro, era un jardín que hacía
de símbolo del mundo y del paraíso. La idea de la existencia de un paraíso en
la tierra estaba asociada con estos jardines edénicos divididos en cuatro:
This division is
combined with a mystical love of flowers, sweet-scented trees, various colors,
and the sense of eternal life. The combination is a calm retreat from the noisy
and dusty outside world through unique purity
(Talebian 48)
La evidencia más clara de la asociación
entre jardín y paraíso se encuentra en la evolución de la palabra del persa
antiguo a las lenguas modernas. En idioma avéstico (lengua irania propia del
zoroastrismo) la palabra Pairidaêza quería
decir “jardín rodeado por paredes”. Este término pasó al griego como Paradeisoi, después al latin Paradisus y de ahí a los idiomas
europeos como el francés paradis, el inglés paradise,
y el español “paraíso”.
En los jardines persas jugó un papel
central el zoroastrismo, en particular la consideración de cuatro elementos
sagrados: agua, plantas, tierra y cielo. De este modo, los métodos de
irrigación, los estanques, la disposición de las plantas, de los árboles
frutales en las diferentes secciones del jardín, y las formas geométricas
usadas se basaban la creencia de que el
jardín era un lugar sagrado.
En tercer lugar, los jardines persas son
una muestra de los avances tecnológicos de los aqueménides. El núcleo del
imperio persa era el territorio del actual Irán, y la meseta iraní no tiene las
condiciones más apropiadas para la construcción de jardines: poca lluvia al
año, un invierno muy frío, un verano caliente y seco, con fuertes vientos que
recorren toda la meseta. Sin embargo, los persas tenían el suficiente
desarrollo tecnológico para formar artificialmente áreas ecológicas propicias
para sus jardines. Por ejemplo, sabían usar los árboles de manera estratégica
para producir sombras que redujeran las temperaturas extremas, y para prevenir
la evaporación del agua. Sin embargo, el elemento más importante de este
ambiente artificial era el sistema de riego que cumplía tanto un papel
decorativo como funcional. Los jardines sobrevivían al clima desértico gracias
al la innovación del Qanat: un
costoso sistema de manejo del agua que proveía una fuente segura, regular
y abundante de agua para asentamientos y
campos en climas calientes, áridos y semiáridos. La piedra fue un material
clave en la construcción de los largos canales que llegaban a los jardines y
los atravesaban. De hecho, los avances en transporte de agua (similares y
anteriores a los del imperio romano) le permitieron al imperio persa, entre
otras cosas, tener jardines espléndidos.
Por último, los jardines hacían parte
esencial de la vida diaria de los persas. Aunque los jardines principales eran
aquellos que rodeaban los palacios, era común que todas las casas de una ciudad
tuvieran su propio jardín circundante. La relación de los persas con la
naturaleza era muy cercana. Los jardines que se construyeron en la meseta iraní
fueron registrados en la literatura de pueblos como los griegos y permearon el
mundo occidental hasta tal punto que su influencia se extiende hasta hoy en la
forma de hacer jardinería y en lo que los jardines simbolizan.
Bibliografía:
Talebian, M. H. et al. (2010). The Persian Garden: World heritage nominations dossier. UNESCO. pp. 1-74. Descargado de
la Web (24 de septibmre del 2014) http://whc.unesco.org/uploads/nominations/1372.pdf
Briant, Pierre (2002). “Chapter 2: The
Conquest and After: An Interim Summary” en From
Cyrus to Alexander: A History of the Persian Empire. Eisenbaruns: USA. pp.
76-90.